Variables protectoras

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Burnout e inteligencia emocional

En el contexto organizacional, la inteligencia emocional es considerada como un recurso individual que permite al sujeto un mejor procesamiento y asimilación de toda aquella información emocional originada por los acontecimientos vitales cotidianos, proporcionándole a la misma vez un mayor nivel de bienestar y ajuste psicológico.

Aquellos sujetos altamente inteligentes saben dar respuesta a las emociones originadas en su entorno, entender las posibles causas y consecuencias de esas emociones y, en efecto, potenciar estrategias para regular o manejar correctamente esos estados emocionales, tanto propios, como ajenos, por lo que es una habilidad protectora para el favorecimiento del estrés y, consigo, del burnout.

Burnout y habilidades comunicativas

Las habilidades comunicativas permiten al profesional establecer unas buenas relaciones interpersonales. Así, cuando un sujeto presenta unas adecuadas habilidades de comunicación, le permite a que se sienta más seguro en su entorno organizacional, mostrando una mayor competencia, a la misma vez que fomenta unas buenas relaciones interpersonales, tanta en el entorno laboral, como en el entorno social.

Por consiguiente, cuando el profesional posee un buen nivel de habilidades comunicativas le permite que prevenga, amortigüe y aminore sus vivencias de estrés laboral crónico, sintiendo al mismo tiempo una mayor satisfacción en el trabajo.

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Burnout y resiliencia

El término resiliencia hace referencia a la capacidad del sujeto para enfrentarse a situaciones estresantes y mantener una capacidad adaptativa hacia dichas situaciones sin que le lleguen a afectar psicológicamente.

En otro término, la resiliencia es una respuesta adaptativa ante la adversidad. De este modo, cuando el profesional presenta un mayor nivel de resiliencia, o lo que es lo mismo, de capacidad para hacer frente a los obstáculos que se les presente, hace que lleve a cabo estrategias moduladoras y protectoras para enfrentar dichas situaciones, mostrando un menor estrés y, consigo, un menor nivel de burnout.

Burnout y autoconcepto

El autoconcepto se refiere a la valoración propia sobre los diferentes aspectos de la vida, como con la competencia laboral, la moralidad, la apariencia física, el sentido del humor, etc. Por otra parte, la autoestima se refiere al nivel general de valoración del propio ser.

El autoconcepto presenta una gran significatividad para la propia valoración, la motivación, pues, constituye una función positiva para organizar las expectativas y para brindar una guía que facilite la interpretación de las experiencias, a la misma vez que establece un valor protector e inmunizante.

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Burnout y autoestima

La autoestima es entendida como la valoración general que el sujeto hace de sí mismo, siendo un factor protector para prevenir la aparición de burnout. De este modo, el burnout y autoestima presentan una relación inversa, pues, cuanto mayor es el nivel valoración sobre sí mismo, menor es el nivel del síndrome, en concreto, en las dimensiones de agotamiento emocional y despersonalización.

Pues, aquellos sujetos que presentan mayores y mejores recursos personales mostrarán un mayor éxito para hacer frente a los obstáculos, a los desafíos y los problemas que se les presenten en la vida y, consigo, menores puntuaciones en la presencia del síndrome.